Angela, debo admitir que su nombre le viene como anillo al dedo, ya que para mí usted es un ángel (no es de extrañar que ellos confíen en usted). Gracias a esta música angelical, he podido expresar con palabras lo que sentía en lo más profundo de mi ser. Pero, sobre todo, he podido aprender a abrirme a un mundo que hasta ahora me parecía inaccesible. El diálogo interior que mantengo con mi Ángel es mucho más pleno cuando escucho esta melodía. Siento una verdadera serenidad y le estoy realmente agradecido por ello.

Cuando escuché esta música por primera vez, me emocioné profundamente. Me caló hondo, se me saltaron las lágrimas. Me cuesta expresarlo con palabras. Lo que viví fue maravilloso. Una emoción muy pura, un sentimiento de armonía absoluta. Tras esta primera escucha tan vibrante, he renovado la experiencia dirigiendo unas palabras a mi Ángel de la Guarda. La emoción siempre ha estado presente, aunque ha sido distinta a la de la primera vez. La música no solo lograba vibrar en mí, sino que creaba un vínculo con un ser, una presencia invisible aunque palpable. Cada vez que la he escuchado he sentido esa emoción y he alcanzado cierta serenidad. Su Música de los Ángeles es reveladora, Angela. ¡Estoy segura de que también lo será para muchas otras personas!

Por suerte, escuché lo que los Ángeles le decían. Sin saber por qué, cambié de opinión sobre el viaje inicial que había planeado sola y lo cambié por otro organizado con una asociación que se encuentra cerca de mi casa. ¡Estas vacaciones han sido absolutamente maravillosas!

…Angela, usted tenía razón y yo me engañaba… Es verdad, estaba casada pero no era feliz. Hoy (…) he encontrado a mi alma gemela. Qué pena no haberle conocido antes.