El camino de los Ángeles que conduce a la Serenidad
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Practicar la radiestesia siempre ha creado polémica. Durante mucho tiempo, la gente se negó a creer que “ondas invisibles” podían mover una vara o un péndulo. Pero lejos de desaparecer, esta práctica perduró. Hoy, sigue ganando adeptos…
La radiestesia siempre ha sido una disciplina a la vez criticada, respetada, temada y admirada.
Al principio, se limitaba a la localización de fuentes de agua y los zahoríes se consideraban a menudo verdaderos “magos”.
Pero poco a poco, se diversificaron sus aplicaciones. Hoy en día, se puede utilizarla para encontrar un objeto perdido, descubrir la fuente de una enfermedad o incluso preguntar sobre el futuro (se habla entonces de un uso adivinatorio).
Pese a que se practique desde hace siglos, la radiestesia nunca llegó a “lograr la unanimidad”.
Algunos la consideran una verdadera ciencia, otros desconfían y la clasifican en la categoría de los fenómenos inexplicados, paranormales.
Todo objeto, toda materia, sea cual sea su forma, emite radiaciones electromagnéticas: ésta es la explicación del fenómeno radiestésico, según los expertos. Las varas y los péndulos no hacen más que “captar las señales” de estas radiaciones.
Pero es complicado aportar pruebas científicas que sean reconocidas por todos. Sin embargo, incluso la revista científica muy reputada “Ciencia y Vida” publicó un número especial en mayo de 1963 que titulaba: “¡Sí, la radiestesia es real!”
Hoy en día, numerosos expertos están listos para compartir sus conocimientos y enseñar las bases del magnetismo, de la bioenergética, del uso del péndulo, de la geobiología, de las ondas magnéticas o incluso de la terapia por radiestesia.
Cuidado, todas estas prácticas no son fiables al 100% y siempre debe verificar la credibilidad de aquellos que se pretenden expertos.
Pero hay un hecho cierto: la radiestesia puede seguramente tener una utilidad práctica y puede interesarse por el asunto sin necesitar conocimientos muy profundos sobre el asunto.
Existen efectivamente varios tipos de radiestesia, según el objetivo buscado.
Hay:
Las utilizaciones “adivinatorias” son las más sencillas porque todo lo que necesita es un péndulo y un poco de concentración para formular bien su pregunta. Pese a que las respuestas obtenidas no sean siempre exactas (sobre todo cuando debuta), esta práctica sigue siendo interesante y mejorará seguramente a lo largo del tiempo.
No obstante, proceda cuidadosamente cuando se trata de radiestesia energética, incluso “terapéutica”. En este caso, debe solicitar la ayuda de un radiestesista confirmado y sobre todo no creer que obtendrá resultados milagrosos e inmediatos.
La radiestesia es asombrosa, pese a que siga criticada por algunos. Evidentemente, todavía está rodeada de misterio. Pero es real.
El Dr. C. Richet (premio Nobel de medicina en 1913) decía: “La radiestesia existe. Lo que se necesita ahora, es desarrollar sus posibilidades.”