El camino de los Ángeles que conduce a la Serenidad
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La actividad física es el ejercicio más saludable para nuestro bienestar. Es una compensación justa para nuestra actividad cerebral. También es una manera maravillosa de ser consciente de nuestro cuerpo y de situarlo en la magia del espacio.
Le sugiero un pequeño ejercicio aparentemente muy simple que cambiará definitivamente su manera de ver las cosas. Mirará el mundo desde el punto de vista de otro ángel, con los ojos de un niño que le hará tener consciencia de que cada pequeña cosa puede ser fuente de asombro.
Le invito a pasear por la naturaleza, preferiblemente por la mañana. Pero no se trata únicamente de pasear: mientras camina, trate de “sentir” su propio cuerpo. Trate de dar cada paso en plena consciencia. Sienta el peso de su propio cuerpo, su densidad… ¡y su mente se sentirá más ligera!
También tendría que focalizarse en su respiración, y en la “respiración” del mundo que le rodea. Sea consciente de la naturaleza a su alrededor (árboles, pájaros, plantas, insectos, ríos), de que todo respira a su ritmo.
Utilice cada uno de sus sentidos. No olvide alegrarse al ver la luz del sol a través del follaje, al escuchar la lluvia sobre el césped, o al sentir el viento sobre su piel. Llene su corazón del canto de los pájaros, tómese un momento para tocar el tronco de un abedul, sintiendo la tierra negra llegar a usted.
Transfórmelo todo en fuente de asombro. Al hacerlo, aprenderá que cada momento de la vida es un regalo del Paraíso. Su salud mejorará, así como la calidad de su sueño. Abordará la vida desde otra perspectiva con menos temor y más serenidad.